lunes, octubre 04, 2004

Sobre artes marciales

El otro día, P.M., que ha practicado durante varios años en el Instituto del Teatro la esgrima y sus diferentes modalidades, me comentó una imagen que me parece la síntesis poética de diferentes disciplinas.

Me explicó que practicaba una especialidad de esgrima consistente en la lucha con sable y daga y que después de escenificar duelos con la misma pareja, tras unos cuantos meses de entreno, sabían reproducir los mismos movimientos con los ojos tapados.

Imaginarse en el interior de una de las caretas de los duelistas, sin ver absolutamente nada: estar sometido al vaivén o a la marea de un movimiento periódico que sigue una coreografía establecida, aprendida de memoria, oir el entrechocar rítmico de las armas blancas que siguen una cadencia determinada: quizás una fusión de danza, artes marciales, y, si se me apura, un ejercicio de interpretación percusionista entre las sombras contra alguien que sabe y predice tus movimientos. Entre sombras, contra tu sombra. O tu doble.