Auscultando el paisaje sonoro bonaerense (el sonido es una onda tridimensional que nunca acaba de extinguirse) registré las siguientes palabras:
Mi Buenos Aires querido,
Y al llegar a la Plaza de Mayo me dio por llorar,
cuando yo te vuelva a ver,
y me puse a gritar dónde estás
no habrá más penas ni olvido .
Y entre citas de Borges, Evita bailaba con Freud.
Aunque estuve en algunas ciudades,
nunca salí de Buenos Aires.