viernes, junio 25, 2004

Imitatio barroca

No queda herida, tras esta lanza,
No deja huella este minucioso paso,
No tapa el silencio esta vana palabra,
No proyecta sombra este negro ocaso.

Celos, odio, remordimiento, duda,
¿voluta de humo en el aire disuelta?
¿o marca ardiente sobre la desnuda
e impresionable memoria tersa?


lunes, junio 21, 2004

Errabundia del logos

Vagar, errar
formas comunes
del caminar.

Vagar por laberinto sin centro:
laberinto de afuera,
dédalo de adentro.

Logos condenado por Proteo,
que, al errar blancos,
sangra por la herida
del tiempo.

Gotea memorias
caóticas, azarosas,
como huellas,
al abocetar
un retrato
sin rostro,
ni aliento.

miércoles, junio 16, 2004

La colilla

Sea un rascacielos casi infinito en forma de zigurat. Un hombre descubre una colilla en su terraza y la barre lanzándola bajo los barrotes de la baranda. La colilla cae en la terraza que está situada justo debajo. Un hombre la descubre y decide barrerla, cayendo la colilla en la terraza del vecino de abajo. Un hombre la descubre y decide barrerla, cayendo la colilla en la terraza del vecino justo de abajo.
La colilla va descendiendo, de esta manera, de terraza en terraza con los barridos del hombre.


martes, junio 15, 2004

Farruquito (y familia) en el Poliorama

A Juan Manuel Fernández Montoya, Farruquito.


Juan Fernández de Montoya,
afeminado torero,
elegancia de felino
reinventada gesto a gesto.

Suspendido en el aire,
se gusta durante años,
desafiando la gravedad,
esa creencia de payos.

Su homicidio de ayer
Repitió broncas y llantos,
voces de clavel y cuchillos
del Romancero gitano.

lunes, junio 07, 2004

El dolor de muelas de Napoleón

A continuación, algunas analogías que intentan abocetar el desafío que constituye la narración histórica.

¿Con quién debe entrar en empatía el historiador? ¿Con los vencedores con los vencidos o debe moverse en un plano alternativo?

Quizás, una imagen que puede servir para plantear algunas de las dificultades de la descripción o relato histórico es el de la manifestación. Un gran número de individuos desplazándose colectivamente sin gobernar el movimiento general, aunque sí con un pequeño espacio de libertad. El emblema de la manifestación, acordado entre las diferentes entidades que la convocan tiene la inevitable (e inherente) simplificación de la metonimia: intentar encontrar unas palabras que desde su parcialidad describan la totalidad. Por ello, el lema acordado sólo complace a una parte de los manifestantes.
Además, la velocidad de la manifestación provoca que las reflexiones de los propios manifestantes sobre el tema por el que se manifiestan se de en una posición dinámica, que va cambiando, ya que se hallan dentro de un grupo mayor que los arrastra, el flujo de la historia, si tal metáfora hidráulica no oculta más de lo que muestra.

O en otros términos: ¿Cómo hacer una Física Estadística de la historia? Es decir, ¿Cómo partir de los microestados compatibles con el sistema (llámense individuos) para así dar un salto a la variable macroscópica de la termodinámica (Temperatura, Volumen, Entropía, etc...)que de una descripción del sistema global?

Ya Tolstoi, en Guerra y Paz, se pregunta cómo describir la campaña napoleónica de Napoleón, desde el discurso historico positivista (la historia como una línea continua y homogénea cuyos puntos idénticos se hallan relacionados por las leyes de una causalidad), cómo integrar el casi infinito número de causas, asociadas a cada una de las individualidades (soldados, por ejemplo) en el marco de un discurso histórico, general y colectivo que pretende presentar una serie de causas que expliquen un acontecimiento histórico.

Un dolor de muelas de Napoleón anularía la voluntad de escuadrones enteros.

miércoles, junio 02, 2004

En Rabós d'Empordà

Este fin de semana hemos estado con unos amigos del colegio en el pueblo de Rabos, colindante con el no menos fálico de Espolla. Una de las juegos que entretuvieron nuestras veladas fue el de adivinar películas mediante la representación por gestos (mímica). Una vez agotadas la paciencia y nuestros filones fílmicos, M.M., tipo hábil en la escritura sobre el aire, propuso una variación del mismo juego: representar escenas conocidas que tuvieran en común nuestro pasado escolar. El juego, planteado como simple antídoto contra el aburrimiento, cobró una dimensión insospechada. Nuestro pasado quedaba dibujado a grandes trazos impresionistas e invisibles recuperando anécdotas, caricaturas, gamberradas que nuestra pequeña comunidad mantenía viva en estas rememoraciones (y en otras que hemos ido haciendo con los años), rememoraciones que cada vez son diferentes, como las versiones que hacemos al explicar de nuevo el mismo cuento, añadiendo nuevos detalles, imaginarios algunos, implicando a personajes que a lo mejor no estuvieron realmente, acordándonos de recuerdos no por haberlos vivido sino por haberlos oído relatar alguna vez; momentos rescatados, sin las cuales, seguramente, seríamos otros.